el blog del torum
sábado, 29 de junio de 2013
Divertidos vídeos instructivos de prevención de riesgos laborales
El personaje de estos vídeos se llama NAPO y son una serie de vídeos didácticos en prevención de riesgos laborales.
viernes, 1 de marzo de 2013
Como dios
Sacado de wikipedia:
Bruce Nolan (Carrey) es un reportero de noticiario insatisfecho con su trabajo que quiere convertirse en presentador de noticias, esperando un ascenso que le es negado y es otorgado a su compañero de trabajo y enemigo Evan Baxter. En consecuencia de esto, empezó a insultar a sus entrevistados por su enojo para luego ser despedido y después de un número de incidentes Nolan se queja y grita contra Dios por las cosas que le han pasado. Al día siguiente Bruce es contactado por el mismo Dios quien le da sus poderes para que pruebe que puede hacer un mejor trabajo. Bruce abusa egoístamente de sus poderes para sus bienestares comunes y conseguir todo lo que nunca pudo tener, entre lo que se destacaba tener las mejores historias del noticiero a tal punto que llega a humillar a su rival de trabajo haciéndolo quedar en ridículo ante todo el equipo técnico y los espectadores. Evan es despedido por ello.
Esa noche Bruce invita a su novia Grace al restaurante en el cual le había pedido que fueran novios. Ella ansiosa espera a que Bruce le proponga matrimonio, pero él ignora eso y sólo la llevó para celebrar su ascenso. Ella se enoja y rompe con él. Mientras, Bruce descubre que debe ayudar a la gente y crea una pagina web para contestar plegarias. Estando harto de que todos pidan cosas simples decide poner respuestas automáticas SÍ a todos.
En una fiesta en la nueva mansión de Bruce, trata de usar sus poderes para llamar a Grace y ella accede y va a verlo, pero durante ese tiempo, Susan Ortega la presentadora oficial del noticiario agarra a Bruce y lo besa. Grace ve esto y se va. Bruce furioso con los invitados por lo que ha pasado los hecha, y en ese momento aparece Dios diciéndole que Grace de todas formas no lo va a perdonar tan fácil, así que decide dejar señales de amor en todas partes incluyendo en la radio y en comerciales.
Bruce visita a Grace en su trabajo e intenta usar sus poderes en ella para que lo perdone, pero los poderes no pueden afectar el libre albedrío, cosa que Dios ya le había advertido.
Esa noche, Bruce hace su debut como presentador y se presentan varios incidentes en las calles debido a los resultados de la lotería, donde todos los ciudadanos ganaron habiendose distribuido el premio en todos los ganadores les dio una total de 17 dólares y esto debido al contestador automatico de la página de rezos de Bruce. Bruce va al edificio donde conoció a Dios y él le habla sobre lo que es un verdadero milagro, sin antes recibir la ayuda de Bruce en sus labores de conserje, ya que Bruce en su primer encuentro le había prometido ayuadarlo en eso el día 7 a las 7 PM.
En los siguientes días se muestra a Bruce haciendo diversas caridades en su comunidad. Renuncia al empleo de reportero y se lo ofrece de vuelta a Evan. Mientras intenta adiestrar a su perro para que orine en la calle y no en la casa, Bruce recibe la visita de Debbie, la hermana de Grace quien viene a buscar las cosas de ella. Debbie le dice a Bruce que Grace siempre reza por él.
Bruce ve en la página web todos los rezos que Grace ha hecho por Bruce y en ese momento aparece uno nuevo en el que una desconsolada Grace está pidiendo a Dios que ya no quiere seguir sufriendo por Bruce. Él va al lugar donde recibió por primera vez una señal a Dios y se arrodilla en la calle donde pide perdón por su egoísmo, y en ese momento un camión atropella a Bruce y muere en la calle.
En el cielo, Bruce tiene una conversación con Dios quien le pide que reze para que "desaparezcan sus problemas" ahí Bruce reza para que Grace encuentre a alguien que le de una vida mejor de la que él pudo darle. Dios conmovido lo resucita.
En el hospital, Bruce ve como le hacen una transfusión sanguínea, donde queda conmovido puesto a que él siempre se opuso a la donación de sangre. En ese momento Bruce recibe la visita de Grace y se renconcilian.
Días después Bruce hace un reportaje sobre la nueva campaña de donación "Tu puedes ser el Milagro", y un vemos como un vagabundo que sale en más de una ocasión en la película es en realidad Dios.
A veces olvido
Sacado de un blog que encontre:
A VECES OLVIDO…
Hace unas semanas estaba viendo de nuevo la película Ratatouille cuando se me ocurrió que en la historia de la rata que quiere ser cocinera se encuentra la respuesta a la pregunta que más a menudo le hacen a cualquier profesional del guión: “¿Cómo puedo llegar a ser como tú?”.
Sin embargo -y seguro que ya lo he explicado en mi blog varias veces-, en el mundo real las píldoras rojas no existen (bueno, sí, pero sirven para otras cosas, ya me entendéis…) y “LA” pregunta no puede ser respondida de una manera sencilla. Especialmente porque no hay una sola respuesta válida sino cientos de miles, casi tantas como guionistas en activo, y la que a uno le vale a otro puede resultarle inútil.
Lo que sí hay son ciertas pautas que se repiten a menudo. Y de casi todas es posible encontrar un ejemplo en Ratatouille. Además, ese el aspecto de la historia que tiene más peso en la película. Por algo, el “tema” que parece obsesionar a su director y coguionista, Brad Bird, es precisamente cómo gestionar tu vida cuando eres “especial” y tienes algún tipo de ambición relacionada con tu talento (superpoderes en Los increíbles, habilidad para la cocina aquí). La película también habla de muchas otras cosas: las intrincadas relaciones entre arte y comercio, o entre arte y crítica, por Ej. Y hay una historia de amor y una subtrama “inmobiliaria” con un chef malvado. Pero en esta entrada voy a hablar únicamente de la trama principal, la de la rata Remy. Además, así, si alguno no la habéis visto aún, podréis disfrutarla aunque leáis este texto.
A VECES OLVIDO…
…que la vida no tiene guión.
David Muñoz
Sí, esa que nunca sabes cómo contestar sin quedar mal.
Se formula de muchas maneras pero el transfondo siempre es el mismo. El guionista en ciernes pretende poco menos que, como hace Morpheus con Neo en Matrix, le demos una píldora de color rojo cuya ingesta le permita pasar automáticamente “al otro lado del espejo”.Sin embargo -y seguro que ya lo he explicado en mi blog varias veces-, en el mundo real las píldoras rojas no existen (bueno, sí, pero sirven para otras cosas, ya me entendéis…) y “LA” pregunta no puede ser respondida de una manera sencilla. Especialmente porque no hay una sola respuesta válida sino cientos de miles, casi tantas como guionistas en activo, y la que a uno le vale a otro puede resultarle inútil.
El secreto es…
…que no hay secreto.
Suena a frase de manual de autoayuda, pero es cierto. Lo sé, lo sé… toca las narices un poco, como cuando un rico te dice que “el dinero no da la felicidad”. Pero me temo que no queda otra que aceptarlo.
De modo que esta es la historia de Remy. Pero salvando todas las distancias que haya que salvar, también es la mía, y la de cualquier otro guionista (o la de un pintor, un fotógrafo, un diseñador…), y puede que acabe siendo la tuya.
O no.
Porque… ¿quién eres tú? ¿Remy o Linguini? Volveré a esto al final. De momento, vamos a quedarnos solo con Remy.
Para intentar explicarme mejor, voy a desdoblarme. El texto en cursiva es… pongamos que mi “comentario del bloguero” al argumento de Ratatouille.
Al principio de la película, conocemos a Remy, una rata muy especial, muy distinta del resto de los miembros de su clan: tiene un olfato muy fino, es capaz de entender el lenguaje de los humanos (además, los admira porque “descubren y crean”), siente predilección por la buena comida y prefiere andar a dos patas, precisamente para no mancharse las “manos” con las que come.
Es rarita… o sea, tiene TALENTO.
El mismo que tiene casi cualquier aspirante a guionista. Es probable que la mayoría de los que estéis leyendo este artículo os hayáis pasado buena parte de vuestra infancia emborronando hojas de papel, escribiendo historias o dibujándolas. O quizá ni siquiera las habéis escrito, solo las habéis imaginado. Da igual. También me vale. Encaja dentro de mi definición de talento en la infancia o adolescencia: “predisposición o inclinación para llevar a cabo un tipo de tarea en la que el sujeto en cuestión destaca por encima de otros de su edad”.
Pero el talento no sirve absolutamente de nada sin las otras cualidades que hacen que Remy sea especial. La ratita azul sueña con llegar a ser cocinera algún día. De hecho, no piensa en otra cosa. Está obsesionada.
Tiene una VOCACIÓN.
Aún así, Remy es consciente de que viviendo en una granja perdida en el campo es imposible que pueda hacer realidad sus sueños. Pero dado que siente verdadera PASIÓN por la cocina, eso no le ha impedido formarse todo lo que ha podido, leyendo una y otra vez el libro de cocina de la dueña de la granja, “Todo el mundo puede cocinar”, del legendario chef ya fallecido Auguste Gusteau.
Gusteau simboliza en la película algo que yo no tuve hasta que empecé a trabajar como profesional: un maestro que reconoce tu talento y te anima a seguir adelante. A mí no me ocurrió, pero tengo muchos compañeros que recuerdan con cariño a ese profesor cuyos ánimos les ayudaron a creer en si mismos y a no rendirse . Durante el resto de la película, el fantasma de Gusteau se le aparece a Remy (cual Obi-Wan Kenobi…), aconsejándole y animándole.
No le ha resultado fácil, pero ahora mismo Remy sabe tanto sobre cocina como el chef más reputado.
Es una ratita TRABAJADORA.
Si fuera un guionista, a estas alturas habría escrito varios sinopsis, tres o cuatro tratamientos y algún guión. Pero sería un guionista de por Ej. un pueblo perdido del sur de España, que al vivir lejos de Madrid y Barcelona, la dos ciudades donde se produce la mayor parte de nuestro cine, piensa que no tiene ni una sola oportunidad de hacer los contactos que le permitirían vender sus historias.
Pero todo eso no le serviría para conseguir lo que más desea sin la mediación de un GOLPE DE SUERTE, que en este caso, como pasa a menudo en la vida, en principio no parece un signo de buena fortuna, sino una desgracia. Tras verse obligadas a dejar la granja y perderlo todo, las ratas huyen del campo a la ciudad y nuestra protagonista acaba quedándose sola, perdida en las alcantarillas de París…
…justo debajo de Gusteau’s, el restaurante que fue propiedad del ya fallecido chef que escribió el libro con el que Remy aprendió a cocinar.
Es UNA CASUALIDAD que cambia su vida.
Como también te la puede cambiar conseguir que un lector de una productora le pase tu guión a su jefe con un informe positivo o que un director de cine con dos películas en su haber acceda a leer los tres tratamientos y el guión que has escrito y decida comprar uno para convertirlo en su siguiente largometraje (lo que nos pasó a Antonio Trashorras y a mí con El espinazo del diablo).
Pero es una casualidad que no le serviría de nada si no tuviera el talento necesario para sacarle provecho. La suerte siempre tiene que pillarte preparado.
Por supuesto, Remy consigue entrar en el restaurante (después de una larga serie de peripecias que no voy a detallar aquí), y acaba uniendo fuerzas con un recién llegado a la cocina. Se trata de Linguini, el hijo de una antigua amante de Gusteau, un chaval algo inepto que trabaja sacando la basura del restaurante. Gracias a un nuevo GOLPE DE SUERTE que a primera vista parece otra contrariedad, Remy acaba ayudando a Linguini a preparar una sopa que termina siendo un éxito al ser valorada muy positivamente por una crítico gastronómico que visita el local esa noche.
Gracias a eso, Linguini es ascendido y pasa a ser cocinero de Gusteau’s. Pero claro, no sabe cocinar. Así que cuando se ve obligado a repetir “su” éxito para conservar el trabajo, el desesperado Linguini, temiendo ser desenmascarado, convence a Remy para que siga “ayudándole”, controlando su cuerpo mientras cocina oculta en su gorro de chef. La rata ha encontrado UN ALIADO, alguien que la necesita tanto a ella como ella le necesita a él.
Digamos que por ahora Linguini es el coguionista con el que casi todos empezamos a escribir. O ese director de cortos que se interesa por tu trabajo. Y aunque en este caso es vago y algo inútil, por lo menos tiene contactos…
Poco a poco, Remy y Linguini van perfeccionando su peculiar forma de trabajar en equipo y el antiguo restaurante de Gusteau vuelve a convertirse en un local de moda.
Remy no para de TRABAJAR y solo piensa en crear nuevos platos.
Pero la ratita todavía tiene que enfrentarse a un problema con el que más tarde o más temprano tiene que lidiar casi cualquier creador: las expectativas de su familia (aunque también podrían ser las de su pareja o las de cualquier otro miembro de su entorno capaz de chantajearle emocionalmente). La camada a la que pertenece la rata cocinera aparece en Paris y su líder, el padre de Remy, le deja claro rápidamente a su hijo que lo que está haciendo le parece ridículo. Es una rata, no una persona, y si los seres humanos se enteraran de lo que está haciendo le matarían sin dudarlo.
Entonces, Remy se enfrenta al momento más difícil de toda su peripecia culinaria: dejarle claro a los suyos que NECESITA SEGUIR SU PROPIO CAMINO.
Y hay que hacerlo aunque de momento no ganes ni siquiera un sueldo digno y no tengas ni idea de si todo lo que estás haciendo llegará a servir algún día para algo. Pero, como dice el refrán: “quien quiera peces que se moje el culo”. Por seguir con los ejemplos personales, yo hasta los 28 años no gané un sueldo ni medio decente. Siempre me sorprende recibir mails de aspirantes a guionistas recién licenciados que se sienten unos fracasados porque con 25 años aún no viven de lo que escriben.
Claro que ese no es el único problema al que tiene que enfrentarse.
Por ejemplo, el ahora exitoso Linguini se resiste a reconocer que sin la rata no es nadie y niega su existencia, ninguneándola más que algunos directores de cine a sus guionistas.
Pero esta ratita es INASEQUIBLE AL DESALIENTO. Se entristece, pero no renuncia. Sigue trabajando esperando a que llegue el momento en el que por fin podrá demostrarle al mundo quién es realmente.
Y lo consigue gracias a que cuando el implacable crítico gastronómico Anton Ego visita el restaurante, Linguini no tiene más remedio que recurrir a Remy, devolviéndole el lugar que merece ocupar en Gusteau’s.
Por fin, Remy cocina para Ego un plato llamado “Ratatouille” que le deja totalmente enamorado…
…y a partir de ese momento queda claro que sólo él merece ocupar el puesto de chef del restaurante.
Esa “prueba” es un trago por el que tenemos que pasar todos en algún momento. Normalmente es el estreno de la serie o la película en la que has estado trabajando. No importa mucho que sea un éxito o un fracaso (aunque si es un éxito mucho mejor, claro) sino que el hecho de haber escrito algo que se ha convertido en imágenes quiere decir que por fin tienes algo que poner en el currículum. Sin quererlo, has pasado de ser un amateur a alguien que está dando los primeros pasos para convertirse en un profesional.
Pero que nadie espere grandes cambios repentinos. Salvo que hayas “parido” uno de esos raros éxitos de taquilla, los cambios llegan despacio, y transcurra el tiempo que transcurra, y a pesar de que más o menos consigas trabajo regularmente como guionista, es raro que alguna vez llegues a tener la sensación de que “ya lo has conseguido”. Como en la película, cocinar “Rataouille” no es el final de nada, solo un principio, el primer paso de un camino mucho más largo en el que todavía vas a tener que enfrentarte a muchos obstáculos.
Al final de la película Remy consigue todo lo que desea. Y además, todos los personajes importantes de la película pasan a ocupar el lugar que “merecen” dentro del universo de la historia.
Ya dije al principio que por si acaso no la habéis visto aún, no voy a contar más detalles sobre la trama, pero de todas esas “reubicaciones” la que más choca es la de Linguini, ya que el joven aliado de Remy acepta que no tiene talento y se conforma con seguir en el restaurante trabajando como camarero. Sin embargo esa me parece la “enseñanza” más difícil de encajar de la película. Es sencillo empatizar con la rata protagonista y querer creerse que uno tiene muchas cosas en común con Remy aunque no hayas hecho nada que indique que cuentas con algún tipo de talento, pero… ¿y si resulta que realmente no vales? ¿Qué haces entonces? ¿Te empecinas en seguir intentando demostrar lo indemostrable o abandonas?
Pues a mí me parece que lo más cuerdo es hacer como Linguini y dedicarte a algo que te permita ser feliz; algo que sencillamente se te de mejor (porque para no amargarse haciendo cualquier tipo de trabajo de vez en cuando tienes que obtener algún tipo de recompensa por ello; aunque solo sea la sensación de ir progresando en tu dominio de un oficio).
Además, la realidad a la que nos enfrentamos los que nos dedicamos a esto (y a casi cualquier otra cosa) es que nunca acabas de conseguir todo lo que quieres. El cine está saturado de historias de superación personal en las que los personajes obtienen todos y cada uno de sus objetivos. Pero a partir de cierta edad uno ya sabe que puede darse con un canto en los dientes si es que consigue hacer realidad uno o dos antes de que le llegue su hora. Cosa que tampoco está tan mal. Porque después de la apoteosis, siempre viene la decadencia. Vencer obstáculos es lo que nos mantiene en marcha. La valla siempre es mejor tenerla delante que detrás.
“Afortunadamente”, nosotros podemos ser héroes sin clímax,” Connors McLeod” del guión luchando eternamente en una batalla sin fin, esperando a que la nueva pelea en la que te has enzarzado te permita lograr “el premio” por fin.
No es una mala manera de verlo, me parece.
Y no ser una “Remy” del guión no significa no poder serlo en otro campo. Todos somos “Linguinis” en unos aspectos de nuestras vidas y “Remys” en otros.
Mientras tanto, las películas nos permiten disfrutar de forma vicaria de esos finales que nos niega la vida. Y a veces también nos enseñan cosas.
En este caso, que hace falta talento, capacidad de trabajo, suerte y constancia para conseguir ganarse la vida escribiendo. Y que en la vida todo es impredecible**. No basta con querer algo para lograrlo, pero si no lo deseas realmente y no pones todo y más de tu parte para obtenerlo, no vas a conseguirlo jamás.
Y que el queso y las fresas combinan de maravilla.
Eso sí que conviene no olvidarlo.
Esto es algo que el cine, con su marrullera estructura de tres actos, obvia una y salvo en casos excepcionales como El señor de los anillos (oalgunas películas de Kubrick, el rey de los cuatro actos). Porque normalmente tiende a olvidarse que la estructura arquetípica del viaje del héroe no termina con el triunfo del protagonista sino con su regreso a casa, transformado en otro por culpa de las peripecias que ha vivido, casi siempre destrozado, hecho un “desgraciao”, tarado sin remedio psíquica y físicamente, un deshecho humano que ya no puede disfrutar de todo aquello por lo que ha estado luchando. Su única escapatoria suele ser la muerte (real o simbólica, como la de Frodo, el rey Arturo o Neo).
Hace poco he visto un estupendo documental sobre la historia de los Monty Python y su historia también tiene mucho que ver con la de Remy o, ahora que lo pienso, los cómicos de La hora Chanante (ahora Muchachada Nui): un grupo de amigos raretes y con talento, locos por la comedia, se conocen, empiezan a trabajar juntos porque les apetece y cuando su trabajo llama la atención y surge la oportunidad de hacer nada menos que un programa de televisión, la aprovechan. De hecho, me ha llamado la atención viendo el documental de los Python que todos están de acuerdo en que lo que les pasó fue algo muy inusual que hubiera sido muy difícil que hubiera ocurrido en cualquier otro momento. No fue precisamente normal que la BBC decidiera pagarles 13 programas a un grupo de cómicos prácticamente desconocidos (solo John Cleese era ya una cara más o menos popular por entonces), dejándoles además hacer prácticamente lo que les daba la gana. Y sin embargo eso fue también lo que les ocurrió a los “Chanantes” cuando llegaron a Paramount. Salvando todas las distancias que haya que salvar entre la BBC y un canal de televisión por satélite, claro. Aunque también cuando los Python se formaron, la mayoría de ellos, salvo Terry Gilliam creo, tenían cierta experiencia escribiendo televisión o al menos actuando, mientras que Joaquín Reyes y compañía no habían hecho más de unos cuantos cortos. Lo importante es que ambos son fenómenos únicos y creo que irrepetibles, imposibles de prefabricar. La única lección que puede extraerse de ellos, y me parece que de también lo que he escrito en la entrada, es que no hay reglas ni fórmulas probadas que garanticen nada de nada. Cada uno tiene que encontrar su propio camino. Da miedete, pero…
“En muchos sentidos, el trabajo de un crítico es fácil. Arriesgamos muy poco y, sin embargo, disfrutamos de nuestra supuesta superioridad sobre aquellos que someten a nuestro juicio su vida y su obra. Disfrutamos con las críticas negativas, que son divertidas de escribir y de leer. Pero la amarga verdad que los críticos debemos enfrentar es que, en el gran orden de las cosas, cualquier vulgar pieza de basura tiene más significado que la crítica que escribimos para descalificarla.Pero hay ocasiones en las cuales un crítico verdaderamente se arriesga en el descubrimiento y la defensa de algo nuevo.”
miércoles, 27 de febrero de 2013
cuentos y fabulas chinas
Hay más en este enlace si os gustan:
http://www.luisprada.com/Protected/cuentos_y_fabulas.htm
http://www.luisprada.com/Protected/cuentos_y_fabulas.htm
Autor Desconocido
Hace muchos años, en una pobre aldea china vivía un labrador con su hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había heredado de su padre. Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para labrar la tierra. Sus vecinos —que lo respetaban mucho por su honestidad y diligencia— acudieron a su casa para decirle cuánto lamentaban lo ocurrido. Él les agradeció la visita, pero preguntó:
—¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida? Alguien comentó en voz baja con un amigo:
«Él no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal que no se entristezca por lo ocurrido».
Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado.
—¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida? Alguien comentó en voz baja con un amigo:
«Él no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal que no se entristezca por lo ocurrido».
Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado.
Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía sólo: traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso los habitantes de la aldea alborozados, porque sólo ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado, retornaron a casa del labrador para felicitarlo por su suerte.
—Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!—dijeron.
—Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad —respondió el labrador. ¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?
Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino:
«¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?».
—Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!—dijeron.
—Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad —respondió el labrador. ¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?
Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino:
«¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?».
Pasado un mes, el hijo del labrador decidió domesticar la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída rompiéndose una pierna. Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido. El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó:
—¿Cómo podéis vosotros saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?
Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que un accidente con un hijo es una verdadera tragedia. Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí:
«Realmente se ha vuelto loco; su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún tiene dudas de que lo ocurrido es una desgracia».
—¿Cómo podéis vosotros saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?
Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que un accidente con un hijo es una verdadera tragedia. Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí:
«Realmente se ha vuelto loco; su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún tiene dudas de que lo ocurrido es una desgracia».
Transcurrieron algunos meses y el Japón declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes excepto al hijo del labrador que estaba con la pierna rota. Ninguno de los muchachos retornó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos. Siempre que alguno de ellos se quejaba el labrador decía:
—¿Cómo sabes si esto es una desgracia? Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba:
—¿Cómo sabes si eso es una bendición?
Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados.
—¿Cómo sabes si esto es una desgracia? Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba:
—¿Cómo sabes si eso es una bendición?
Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados.
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó:
—¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
—No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda."
—¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
—No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda."
Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a vos mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Podéis disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por vos, o podéis marchitarte en tu propia condena...
La Vasija de Agua Desvencijada
Autor Desconocido. Original en Inglés, traducción
Autor Desconocido. Original en Inglés, traducción
Un aguatero en la India tenía dos grandes vasijas, cada una colgaba de cada extremo de un palo que llevaba a través del cuello. Una de las vasijas tenía una rajadura en ella, y mientras que la otra estaba perfecta y siempre entregaba una porción completa de agua al final de una larga caminata desde el arroyo a la casa del patrón, la vasija desvencijada llegaba solamente medio llena. Por dos años enteros esto pasó diariamente, con el aguatero entregando solamente una vasija y media de agua al patrón de la casa. De hecho, la vasija perfecta estaba orgullosa de sus logros, perfectos para el final al cual había sido hecha. Pero la pobre vasija desvencijada estaba avergonzada de su propia imperfección, y miserable de que era capaz de sólo lograr la mitad para lo que había sido hecha.
Después de dos años de lo que percibió como una amarga falla, habló al aguatero un día por el arroyo. "Yo estoy avergonzada de mi misma, y quiero disculparme con Usted." "¿Por qué?," preguntó el aguatero. "¿De qué está avergonzada?" "He sido capaz, por estos dos años pasados, de entregar solamente la mitad de mi carga porque esta rajadura en mi costado causa que el agua se fugue hacia afuera a lo largo de la vía hasta el regreso a la casa de su patrón. A causa de mis fallas Usted ha tenido que hacer todo este trabajo y no consigue el valor completo de sus esfuerzos," la vasija dijo. El aguatero se sintió triste por la vieja vasija desvencijada, y en su compasión dijo, "Como retorne a la casa de mi patrón, quiero que note las hermosas flores a lo largo del camino."
Evidentemente, a medida que fueron escalando el monte la vieja vasija desportillada notó al sol calentando las hermosas flores silvestres al lado del sendero, y esto la alegró algo. Pero al final de la senda, aún se sintió mal porque estaba fugándose la mitad de su carga, y de nuevo se disculpó ante el aguatero por su falla. El aguatero dijo a la vasija, "¿Notó que había flores solamente en su lado de la vía, pero no en el lado de la otra vasija? Eso era porque yo siempre he sabido de su falla, y saqué provecho de ella. He plantado semillas de flores en su lado del camino, y cada día mientras que caminamos de regreso del arroyo, Usted las ha regado. Por dos años he estado recogiendo estas hermosas flores para decorar la mesa de mi patrón. Sin ser de la forma como es, él no hubiera tenido esta belleza para agraciar su casa."
Moraleja: Cada uno de nosotros tenemos nuestra propias y únicas fallas. Todos somos vasijas desportilladas. Pero son las rajaduras y fallas que cada uno de nosotros tenemos las que hacen las vidas juntas muy interesantes y remuneradoras. Sólo tienes que tomar a cada persona por lo que ella es, y mirar lo bueno en ella. Hay cantidad de bondad allá. ¡Hay cantidad de bondad en nosotros! Bienaventurados los flexibles, por que ellos no se doblan fuera de forma. ¡Recuerda apreciar a todas las diferentes personas en tu vida! O como nos gustaría pensarlo —si no hubiera sido por las vasijas desvencijadas en nuestras vidas hubieran sido muy aburridas y nada tan interesantes... Gracias a Ustedes, todas mis vasijas desvencijadas amigas.
El sombrero seleccionador de Harry Potter
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
Pero no juzgues por lo que ves.Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
Un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
Sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
Y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
Dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
Donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
Ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff,
Donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
De verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
Para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
http://www.youtube.com/watch?v=RaaywlJA-1w
Propaganda soviética
En este vídeo de dibujos animados de la propaganda soviética podemos comprobar como los soviéticos reaccionaron propagandísticamente a la invasión alemana de 1941 durante la operación Barbarroja y como en el mismo vídeo se puede observar como los rusos subestimaban la capacidad alemana creyendo que sería cuestión de responder a la invasión con ataques valientes que devolverían al enemigo a Alemania con el rabo entre las piernas.
http://www.youtube.com/watch?v=-ssX7NNKUug&feature=player_embedded
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