miércoles, 27 de febrero de 2013

cuentos y fabulas chinas

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Autor Desconocido
Hace muchos años, en una pobre aldea china vivía un labrador con su hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había heredado de su padre.  Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para labrar la tierra. Sus vecinos —que lo respetaban mucho por su honestidad y diligencia— acudieron a su casa para decirle cuánto lamentaban lo ocurrido. Él les agradeció la visita, pero preguntó:
—¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida?  Alguien comentó en voz baja con un amigo:
«Él no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal que no se entristezca por lo ocurrido».
Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado.
 Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía sólo: traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso los habitantes de la aldea alborozados, porque sólo ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado, retornaron a casa del labrador para felicitarlo por su suerte.
—Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!—dijeron.
—Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad —respondió el labrador.  ¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?
Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino:
«¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?».
Pasado un mes, el hijo del labrador decidió domesticar la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída rompiéndose una pierna.  Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido.  El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó:
 
—¿Cómo podéis vosotros saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?
Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que un accidente con un hijo es una verdadera tragedia.  Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí:
«Realmente se ha vuelto loco; su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún tiene dudas de que lo ocurrido es una desgracia».
Transcurrieron algunos meses y el Japón declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes excepto al hijo del labrador que estaba con la pierna rota.  Ninguno de los muchachos retornó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos.  Siempre que alguno de ellos se quejaba el labrador decía:
¿Cómo sabes si esto es una desgracia?  Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba:
¿Cómo sabes si eso es una bendición?
Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados.

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó:
¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda."
Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a vos mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Podéis disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por vos, o podéis marchitarte en tu propia condena...

  La Vasija de Agua Desvencijada
Autor Desconocido. 
Original en Inglés, traducción

Un aguatero en la India tenía dos grandes vasijas, cada una colgaba de cada extremo de un palo que llevaba a través del cuello.  Una de las vasijas tenía una rajadura en ellay mientras que la otra estaba perfecta y siempre entregaba una porción completa de agua al final de una larga caminata desde el arroyo a la casa del patrón, la vasija desvencijada llegaba solamente medio llena. Por dos años enteros esto pasó diariamentecon el aguatero entregando solamente una vasija y media de agua al patrón de la casa.  De hecho, la vasija perfecta estaba orgullosa de sus logros, perfectos para el final al cual había sido hecha.  Pero la pobre vasija desvencijada estaba avergonzada de su propia imperfección, y miserable de que era capaz de sólo lograr la mitad para lo que había sido hecha.
Después de dos años de lo que percibió como una amarga falla, habló al aguatero un día por el arroyo. "Yo estoy avergonzada de mi misma, y quiero disculparme con Usted." "¿Por qué?,preguntó el aguatero. "¿De qué está avergonzada?" "He sido capaz, por estos dos años pasadosde entregar solamente la mitad de mi carga porque esta rajadura en mi costado causa que el agua se fugue hacia afuera a lo largo de la vía hasta el regreso a la casa de su patrón A causa de mis fallas Usted ha tenido que hacer todo este trabajo y no consigue el valor completo de sus esfuerzos," la vasija dijo.  El aguatero se sintió triste por la vieja vasija desvencijaday en su compasión dijo, "Como retorne a la casa de mi patrón,  quiero que note las hermosas flores a lo largo del camino."
Evidentementea medida que fueron escalando el monte la vieja vasija desportillada notó al sol calentando las hermosas flores silvestres al lado del senderoy esto la alegró algo.  Pero al final de la sendaaún se sintió mal porque estaba fugándose la mitad de su carga, y de nuevo se disculpó ante el aguatero por su falla. El aguatero dijo a la vasija,  "¿Notó que había flores solamente en su lado de la vía, pero no en el lado de la otra vasijaEso era porque yo siempre he sabido de su falla, y saqué provecho de ella.  He plantado semillas de flores en su lado del caminoy cada día mientras que caminamos de regreso del arroyo, Usted las ha regado.  Por dos años he estado recogiendo estas hermosas flores para decorar la mesa de mi patrónSin ser de la forma como es, él no hubiera tenido esta belleza para agraciar su casa."
Moraleja Cada uno de nosotros tenemos nuestra propias y únicas fallas.  Todos somos vasijas desportilladas.  Pero son las rajaduras y fallas que cada uno de nosotros tenemos las que hacen las vidas juntas muy interesantes y remuneradoras.  Sólo tienes que tomar a cada persona por lo que ella es, y mirar lo bueno en ella.  Hay cantidad de bondad allá.  ¡Hay cantidad de bondad en nosotros!  Bienaventurados los flexibles, por que ellos no se doblan fuera de forma.  ¡Recuerda apreciar a todas las diferentes personas en tu vida!  O como nos gustaría pensarlo si no hubiera sido por las vasijas desvencijadas en nuestras vidas hubieran sido muy aburridas y nada tan interesantes... Gracias a Ustedestodas mis vasijas desvencijadas amigas.


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