La victoria de la Selección Española, sin duda, ha supuesto mucho más que un simple “triunfo deportivo” para la población de un país como España que desde hace ya bastante tiempo se encuentra muy baja de moral por los efectos negativos de la crisis económica existente y por las consiguientes altas cotas de desempleo que nutren las listas de parados del INEM. Pese a tan triste situación, millones de ciudadanos, no sólo en España, sino en todo el mundo, salieron a la calle para celebrar la histórica gesta del equipo español.
Resulta, no ya complicado, sino casi imposible recordar un momento en la historia reciente de nuestro país en que España estuviera tan unida como el pasado domingo 11 de julio de 2010. Las banderas, camisetas, gorras, bufandas, etc., de color rojo y amarillo, inmediatamente llenaron y ornamentaron los balcones, calles y plazas, dando color a la alegría de los aficionados. Con todo ello, no se nos oculta que el fútbol está presente, configura e influye en la vida de más millones de personas que ninguna otra realidad social.
España ha ganado el Mundial rompiendo todos los esquemas, salvando valores que se creían desterrados y luchando contra una multitud de circunstancias adversas que iban frontalmente en sentido contrario.
Ciertamente, nuestra actual Selección es un ejemplo del que todos podemos aprender mucho, con carácter general y en ámbito de las relaciones laborales, en particular; ya que ha sido capaz de consagrar una serie de principios o valores sobre los cuales merece la pena que reflexionemos para extraer nuestras propias conclusiones, a fin de buscar su proyección al mundo de los Recursos Humanos en la empresa.
A continuación, se exponen, sin ánimo de ser exhaustivos, los valores, factores y cualidades que a nuestro entender, han sido determinantes –en el ámbito de los Recursos Humanos- para el logro del éxito obtenido por nuestra Selección:
1. Primacía del trabajo en equipo sobre las individualidades
No hay jugador seleccionado que no haya apelado al sentido del grupo, a la unidad, al esfuerzo compartido y al compañerismo. Lo cual, resulta fundamental, como es obvio, en un deporte de equipo. Todos han sido piezas importantes, desde el primero hasta el último, desde el más joven al más veterano, desde las estrellas más mediáticas a las menos célebres.
España ha dado, en todo momento, una gran lección de trabajo en equipo, colaboración y cooperación para conseguir un objetivo común más allá del lucimiento personal (intuitu personae) de cada individuo. Cada jugador ha aportado sus singulares cualidades profesionales y personales, no para competir entre sí, sino para sumar las fuerzas de todos en un solo logro, en una sola meta. Cada jugador se ha sentido –individualmente- clave en la contribución a un resultado conjunto.
2. Pragmatismo y solidaridad en el juego, sin renunciar a sus ideales, estilos y señas de identidad propias (exaltando, con ello, la imagen de marca)
La reacción a la defensiva que encontró la Selección Española en todos los adversarios frente a los que se cruzó en su camino hasta llegar a la final, explica claramente que se haya convertido en el equipo que menos goles ha hecho para ganar un Mundial. En efecto, nunca antes en la historia habían sido suficientes, únicamente, 8 goles para obtener el ansiado trofeo de oro, porque nunca antes una selección se había encontrado con tanta resistencia.
Por otra parte, España finalizó el campeonato con 2 goles en contra en 7 partidos. Uno ante Suiza después de sucesivos rebotes, y en claro fuera de juego, y otro ante Chile porque Piqué desvió un balón que era claro para Casillas. El éxito defensivo se debe, igualmente, al espíritu colectivo que define a los propios ideales de la selección: fútbol, madurez, solidaridad, humildad y confianza. Sin perjuicio de todo ello, España nunca renunció a su estilo de juego ofensivo y “al toque” que le caracteriza, lo que le ha servido para coleccionar un sinfín de elogios y cumplidos, por parte de la crítica de todo el mundo.
De hecho, ningún equipo concluyó más jugadas de ataque por partido, 15 de media; por encima de Brasil (14), Argentina (14), Alemania (13) y Holanda (10). Ningún equipo dio más pases en el área del equipo contrario y ninguno remató más: 61 veces, por 40 de Alemania, 36 de Uruguay y 35 de Holanda.
3. Liderazgo y estilo de dirección. Fomento del entrenamiento constante
Qué duda cabe que el trabajo del seleccionador nacional ha sido decisivo para el resultado final. Vicente del Bosque, apostó desde el primer momento por su modelo, por su propio estilo de dirección y de liderazgo compartido: cualquier decisión tomada desde el cariño antes que con el látigo de castigo.
Nada de dictaduras, ni con el resto del cuerpo técnico ni con los jugadores. Del Bosque ha sabido perfectamente analizar, en todo momento, en términos D.A.F.O. (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades), lo que salía bien en cada partido y lo que debería haber salido mejor, introduciendo los cambios necesarios en cada situación. Con su estilo de dirección ha sabido motivar, generar un ambiente o clima laboral adecuado en la plantilla e integrarse en el grupo como uno más (demostrando conocer herramientas y conceptos utilizados en la gestión de los Recursos Humanos como “team building, coaching, mentoring”, etc.).
Ha estado permanentemente en contacto con sus jugadores, les ha defendido, les ha escuchado y ha comprendido a cada uno de ellos respecto a sus problemas personales. Por otra parte, resulta muy destacable la importancia otorgada por el seleccionador al entrenamiento constante no sólo en la fase preparatoria del mundial (en la Ciudad del Fútbol de las Rozas, en Austria y en Murcia), sino también en Sudáfrica (en Potchestroom, ciudad donde se estableció el cuartel general de España durante el Mundial, Del Bosque estableció diversas sesiones dobles de preparación).
4. Adaptación al cambio, compromiso, sacrificio, esfuerzo, constancia, superación (aprendiendo de los errores), motivación, ilusión, confianza y espíritu ganador
La Selección después del “jarro de agua fría” inicial del partido que perdió contra Suiza, no dejó de crecer hasta el final, pese a las críticas, dudas y hasta ansiedad que generó tal derrota.
Superada la primera fase de grupos, con más esfuerzo, sudor y lágrimas de lo que estaba previsto, dio un salto de calidad con Portugal, peleó contra todos los elementos ante Paraguay (consiguiendo romper la maldición de cuartos de final) y maravilló, a todo el mundo, con su pase a la final después de empequeñecer a la favorita y flamante selección Alemana, que venía de golear insultantemente, con un 4 a 0, en cuartos a la Argentina de Maradona. La confianza en sí misma, el tesón, la lucha, el esfuerzo y la constancia, para ganar en la prórroga a Holanda en la final, quedan fuera de toda duda.
España fue la Selección que más faltas recibió del torneo, con un total de 134, lo que hace una media de prácticamente 20 por partido. Que se recuperase de una derrota inicial habla de la entereza (además de la motivación, ilusión, confianza y espíritu ganador) que precisó para superar una situación de la que, hasta el momento, nadie antes se había repuesto para levantar el título. España, no olvidemos, que es el primer equipo campeón mundial que empezó perdiendo en su partido inaugural. Por otro lado, España tuvo que adaptarse al cambio que supuso que, pese a los pronósticos iniciales, hasta las selecciones favoritas de primer nivel le jugaron a la contra.
5. Comunicación única y con unos valores, estrategia, plan de acción y resultados claros y definidos
En todo momento, incluso durante la fase previa de clasificación se ha transmitido por el Seleccionador y por los propios jugadores un mensaje unívoco de constancia, trabajo duro, esfuerzo y juego en equipo para la consecución de un mismo objetivo: “ganar el mundial de fútbol”.
La derrota frente a Suiza se convirtió en un examen para el vestuario. La respuesta fue impecable.
Todo el mundo fue consciente de la situación delicada, pero a su vez, se asumió incondicionalmente por todos que no era el momento para levantar la voz. Antes al contrario. No hubo fisuras, ni críticas. Tampoco hubo mal ambiente cuando se cuestionó, por un sector de la prensa, la titularidad de Casillas, que incluso intentó enfrentarle con Valdés o desestabilizarle (sobre todo la prensa inglesa) con ocasión de la relación sentimental que mantiene con una reportera de televisión. Por otra parte, España demostró una capacidad estratégica como hace tiempo no se veía, basada en la presión en corto para recuperar el balón, situando al equipo contrario en su campo y atacando incesantemente, en vertical, una y otra vez.
6. Clara definición de los puestos y roles, sin perder de vista la polivalencia funcional y la versatilidad de los jugadores
Todos los espectadores, ya sean aficionados o periodistas, han tenido claro durante todo el mundial que el Seleccionador contaba para confeccionar el once inicial o titular del campeonato, tan sólo con 12 o 13 jugadores. Pese a ello, los jugadores “teóricos” suplentes han asumido perfectamente, sin malestar aparente alguno, su rol como actores secundarios o en algunos de los casos, como meros figurantes.
Por otro lado, la polivalencia de los jugadores, sin duda alguna, ha multiplicado las opciones de juego de la Selección. Recordemos, a este respecto, el gol decisivo de un defensa como Puyol, frente a Alemania en Semifinales. O que ningún equipo del mundial contó con un central que diera más pases que Piqué, ni con un lateral que se incorporara más al ataque que Sergio Ramos.
7-. Fair Play
Si hay algo que ha caracterizado a la Selección Española es el juego limpio, la deportividad y el respeto por el fútbol. El juego limpio ha estado presente en España, incluso, cuando algunos de los rivales con los que se ha enfrentado (siendo claro ejemplo, la selección Holandesa en la final) se han mostrado con una agresividad desmedida. El juego limpio de la selección denota claramente el alto valor humano del grupo.
El espectador de un partido de fútbol, como hemos visto, no está simplemente observando un espectáculo lúdico, sino que también está leyendo, inconscientemente, sin darse cuenta, un tratado sobre el comportamiento humano o sociología y más en concreto, si se me permite, sobre gestión y desarrollo de los Recursos Humanos.
Los valores de la Selección Española campeona del mundo pueden ser, sin lugar a dudas, una excelente metáfora que resulte de aplicación al campo de los Recursos Humanos en la empresa. Y ello, debe quedar en nuestras mentes, para siempre, a modo de “philosophia perennis”, pues será francamente difícil que vuelva a suceder algo parecido.
Por lo demás, poco a poco se difuminan, lenta pero inevitablemente, en todos nosotros, el entusiasmo y la pasión del Mundial con cierto aire de nostalgia y melancolía.
No en vano, nada volverá a ser como antes.
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