Un artículo interesante que salió en CINCO DÍAS en la época anterior a que se desatara la crisis que hoy padecemos.
¿Qué es eso de una crisis?
Pere J. Brachfield - 18/09/2006
Hace unos días hablando con un estudiante de un curso de MBA, salió el tema de la crisis económica que estalló en España en 1992. Cuando le hablé de la crisis de 1992 el susodicho masterando -de 27 años cumplidos- me escuchaba como si le estuviera explicando la Batalla de las Termópilas. Al preguntar al estudiante el motivo de su desconocimiento, me respondió que él de 1992 sólo recordaba las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla ya que por aquél entonces tenía sólo 13 añitos y que, lógicamente, con esta edad no tenía el menor interés por la evolución de la economía.
Esto me dio que pensar, puesto que gracias a la bonanza por la que ha pasado la economía española a lo largo de los últimos lustros, hay varias generaciones de jóvenes directivos y emprendedores que no saben lo que es una crisis ya que jamás han vivido una en edad adulta.
A lo largo de mi vida ya he experimentado tres grandes crisis económicas, que provocaron en su momento sendas epidemias de morosidad. Las tres crisis que tuvieron lugar en estos últimos 30 años tuvieron un denominador común: una fortísima subida de los precios del petróleo, que provocó un gran impacto en la economía española. En cada subida de los precios del crudo el detonante original fue un conflicto bélico en el Próximo Oriente. La primera, a mediados de los setenta, provocada por la guerra entre los países árabes e Israel y el embargo del petróleo de los exportadores árabes que multiplicó por cinco el precio del crudo. La segunda estalló en 1981 por la guerra entre Irán e Irak. Y la tercera fue provocada por la guerra del Golfo en 1991, y llevó la cotización del barril a 38 dólares.
El trienio negro para la economía española (años 1992, 1993 y 1994) supuso un serio revés en general y para el crédito en particular. Un gran número de empresas se declararon en suspensión de pagos o en quiebra lo que provocó que miles de acreedores no pudieran cobrar sus facturas. Durante este trienio negro suspendieron pagos 4.385 empresas, con una masa de pasivo de aproximadamente 2,359 billones de las antiguas pesetas (14.177 millones de euros). En este mismo periodo quebraron 1.822 empresas, que representaron un pasivo total de 313.000 millones de pesetas (1.881 millones de euros). Otro dato que nos indica la magnitud de la crisis es que sólo en dos años, 1992 y 1993, se produjeron devoluciones de efectos por un total de 6,20 billones de pesetas (37.263 millones de euros). Esta crisis acabó provocando el cierre definitivo de unas 300.000 empresas, cifra que representaba aproximadamente el 10% del tejido empresarial español existente en aquel momento.
La recuperación económica posterior ha significado un ciclo de bonanza económica que ha durado 12 años, lo que ha reducido notablemente las insolvencias y los problemas de morosidad.
La economía española se ha beneficiado de uno de los ciclos expansivos más intensos que se recuerdan (permaneciendo a resguardo de la recesión que ha azotado Europa desde 2002), sin embargo en 2006 se está produciendo un repunte de la morosidad, así como un incremento de las insolvencias empresariales, provocado por factores coyunturales, o sea por el aumento de los tipos de interés, el incremento del precio del petróleo y la desaceleración de la actividad económica en algunos sectores.
Las aseguradoras de crédito, que son las compañías que poseen el mejor observatorio para detectar un posible aumento de la morosidad, ya han lanzado los primeros avisos del incremento de los retrasos en el abono de las facturas comerciales. La veterana compañía de seguros Crédito y Caución puso de manifiesto mediante un informe sobre la solvencia empresarial, que se está produciendo un empeoramiento en los cumplimientos de pago. El informe, basado en el análisis de datos propios, revela que se está produciendo un incremento de las dilaciones en el abono de las facturas y de la morosidad empresarial. Además un informe reciente de la consultora gala Altares, especialista en el estudio del comportamiento de pagos, revela que en España los retrasos en los pagos han aumentado brutalmente a finales de junio. Otro dato que corrobora el empeoramiento de la solvencia empresarial es que en el 2006 está aumentado el número de percances mercantiles en comparación con el año 2005. Asimismo una información que ratifica el aumento de los impagados en el 2006, es el incremento de apuntes que están apareciendo en los registros de morosidad.
Estas informaciones no deben caer en saco roto, y es conveniente que las empresas tomen buena nota y, ahora que todavía están a tiempo, adopten las medidas preventivas necesarias para evitar futuros percances.
http://www.cincodias.com/articulo/opinion/crisis/20060918cdscdiopi_5/
Esto me dio que pensar, puesto que gracias a la bonanza por la que ha pasado la economía española a lo largo de los últimos lustros, hay varias generaciones de jóvenes directivos y emprendedores que no saben lo que es una crisis ya que jamás han vivido una en edad adulta.
A lo largo de mi vida ya he experimentado tres grandes crisis económicas, que provocaron en su momento sendas epidemias de morosidad. Las tres crisis que tuvieron lugar en estos últimos 30 años tuvieron un denominador común: una fortísima subida de los precios del petróleo, que provocó un gran impacto en la economía española. En cada subida de los precios del crudo el detonante original fue un conflicto bélico en el Próximo Oriente. La primera, a mediados de los setenta, provocada por la guerra entre los países árabes e Israel y el embargo del petróleo de los exportadores árabes que multiplicó por cinco el precio del crudo. La segunda estalló en 1981 por la guerra entre Irán e Irak. Y la tercera fue provocada por la guerra del Golfo en 1991, y llevó la cotización del barril a 38 dólares.
El trienio negro para la economía española (años 1992, 1993 y 1994) supuso un serio revés en general y para el crédito en particular. Un gran número de empresas se declararon en suspensión de pagos o en quiebra lo que provocó que miles de acreedores no pudieran cobrar sus facturas. Durante este trienio negro suspendieron pagos 4.385 empresas, con una masa de pasivo de aproximadamente 2,359 billones de las antiguas pesetas (14.177 millones de euros). En este mismo periodo quebraron 1.822 empresas, que representaron un pasivo total de 313.000 millones de pesetas (1.881 millones de euros). Otro dato que nos indica la magnitud de la crisis es que sólo en dos años, 1992 y 1993, se produjeron devoluciones de efectos por un total de 6,20 billones de pesetas (37.263 millones de euros). Esta crisis acabó provocando el cierre definitivo de unas 300.000 empresas, cifra que representaba aproximadamente el 10% del tejido empresarial español existente en aquel momento.
La recuperación económica posterior ha significado un ciclo de bonanza económica que ha durado 12 años, lo que ha reducido notablemente las insolvencias y los problemas de morosidad.
La economía española se ha beneficiado de uno de los ciclos expansivos más intensos que se recuerdan (permaneciendo a resguardo de la recesión que ha azotado Europa desde 2002), sin embargo en 2006 se está produciendo un repunte de la morosidad, así como un incremento de las insolvencias empresariales, provocado por factores coyunturales, o sea por el aumento de los tipos de interés, el incremento del precio del petróleo y la desaceleración de la actividad económica en algunos sectores.
Las aseguradoras de crédito, que son las compañías que poseen el mejor observatorio para detectar un posible aumento de la morosidad, ya han lanzado los primeros avisos del incremento de los retrasos en el abono de las facturas comerciales. La veterana compañía de seguros Crédito y Caución puso de manifiesto mediante un informe sobre la solvencia empresarial, que se está produciendo un empeoramiento en los cumplimientos de pago. El informe, basado en el análisis de datos propios, revela que se está produciendo un incremento de las dilaciones en el abono de las facturas y de la morosidad empresarial. Además un informe reciente de la consultora gala Altares, especialista en el estudio del comportamiento de pagos, revela que en España los retrasos en los pagos han aumentado brutalmente a finales de junio. Otro dato que corrobora el empeoramiento de la solvencia empresarial es que en el 2006 está aumentado el número de percances mercantiles en comparación con el año 2005. Asimismo una información que ratifica el aumento de los impagados en el 2006, es el incremento de apuntes que están apareciendo en los registros de morosidad.
Estas informaciones no deben caer en saco roto, y es conveniente que las empresas tomen buena nota y, ahora que todavía están a tiempo, adopten las medidas preventivas necesarias para evitar futuros percances.
http://www.cincodias.com/articulo/opinion/crisis/20060918cdscdiopi_5/
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